Si observamos con atención, es fácil comprobar que todo movimiento tiene repercusiones en diversos sentidos, con ello hacemos referencia a la tercera ley de Newton, toda acción tiene una reacción.
Por ejemplo, los avances que se produjeron en la física de las microondas acabaron intentándose a territorios que para los que no fueron creados de origen. De tal manera que se usaron en el área doméstica, principalmente en la cocina, con la comercialización de los hornos y microondas surgidos en 1947 y cuyo mecanismo recae en las moléculas de agua contenidas en los alimentos.
En este sentido, las ciencias del comportamiento aseguran que alimentarse conscientemente aporta grandes beneficios, por ejemplo:
- Ayuda a construir una buena relación con los alimentos porque mejora los hábitos alimenticios.
- Previene comportamientos poco saludables, como los atracones.
- Permite disfrutar plenamente de los sabores de los platillos.
Al respecto, el español José Manuel Sánchez Ron, historiador de la ciencia y académico de la Real Academia Española, afirma que "la cocina es un laboratorio y cocinar una ciencia experimental. Por desgracia, se suele olvidar lo anterior y se acostumbra seguir mecánicamente las instrucciones recibidas en el pasado o recetas de libros que hacen a un lado los procesos físico-químicos que obedecen a las correspondientes leyes de la naturaleza.
Obra de Juan Manuel Pérez Hernández, "La carta del mesón".
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